
Chimbarongo
Hacía mucho tiempo que tenía el sueño de viajar a Chile. No sé el por qué pero dentro del continente sudamericano mi preferencia siempre ha sido Chile. Había oído hablar de su geografía, un país de 4.270 km, que en su parte más ancha tiene 445km y en su parte más estrecha 90km, Que queda separada del resto de los países por la cordillera de los Andes que atraviesa todo el país separándola de manera natural de los países lindantes y como frontera natural en el límite opuesto, el mar Pacífico.
Cuando empecé a interesarme por el mundo de la cestería, ya hace casi 10 años, buscando en internet artesanos que se dedicaran al oficio de la cestería en Chile, enseguida apareció en la red la población de Chimbarongo. Una población que hace sólo 20 años, contaba con unos 3.000 artesanos dedicados al mimbre.
Chimbarongo por su situación en el centro de Chile, tiene unas condiciones climáticas ideales para su cultivo. También reune todas las condiciones climatológicas para el cultivo del mimbre: suelos margosos profundos (>50 cm), riego suficiente, buen drenaje, al abrigo de vientos fuertes, e inviernos fríos pero sin heladas durante el período de rebrote. Se probó de cultivar el mimbre en el norte y en el sur de Chile, sin embargo, Chimbarongo resultó en verdad la mejor zona para el crecimiento del sauce-mimbre en concreto la variedad llamada Salix viminalis (como también para otras especies de sauces), lo que se comprueba por los mayores rendimientos de cosecha, medidos en toneladas secas por hectárea.y el mimbre chileno cultivado en esta zona, resulta ser uno de los más preciados por la altura que alcanzan así como una regularidad en su grosor y calidad para su manipulación.
Actualmente son unos 300 artesanos que quedan en el municipio los que todavía trabajan el oficio ancestral de la cestería, y tienen en su elaboración un gran repertorio de piezas, ya que el conocimiento del oficio lo han sabido traspasar de generación en generación. Más que canastos ellos son unos expertos en mobiliario y en esta última década se han dedicado por demanda a la elaboración de unas lámparas preciosas.
El gobierno de Chile, ha sabido reunir a sus artesanos con nuevas tendencias de diseño, logrando actualizar muchos de sus productos. Recuerdo cuando empecé con mi proyecto de crear lámparas con las fibras vegetales, que conocí a un estudio de diseño llamado made in mimbre, que diseñó toda una colección de lámparas y las llevó a realizar en Chimbarongo.
Antes de que los artesanos de Chimbarongo puedan tejer sus productos, deben transformar las varillas de sauce-mimbre en tiras manejables llamadas «huiras». Primero la varilla se divide longitudinalmente en tres o cuatro secciones con un cuchillo y una cuña de madera. Luego se extrae la médula con una «descarnadora» manual o eléctrica. Se ponen las huiras en agua para aumentar su flexibilidad y para darles después el ancho deseado mediante una herramienta manual.
La imagen de la izquierda es para dar el grosor que convenga a la fibra, así como la imagen de la derecha regula el ancho que le quieras dar. A pesar de que las imágenes pueden resultar algo arcaicas, tuve la suerte de estar trabajando en el taller de Joel Jorqueras, y que el me enseñara a manipularlas. Para mi sorpresa resultaron tan efectivas que le pedí que me consiguiera las mismas para poder llevarlas a mi país. Actualmente estoy realizando un aplique muy interesante, de nombre JUNCO-Coderch, que es una reedición que, el conocido arquitecto José Antonio Coderch, lo había integrado en muchas de sus arquitecturas y que por su complejidad artesanal había quedado en desuso desde hace casi 2 décadas. Es la herramienta de la izquierda la que me ayuda a dar el grosor regular en todo el largo del junco, necesario para realizar una espiral de este aplique. (publicado en mi página de lámparas).
Joel me aceptó en su taller de Chimbarongo desde el primer momento que se lo propuse. Curiosamente el me conocía de encargos que le llegaban desde sus clientes, de imágenes de mis lámparas publicadas en mi antiguo blog. Quizás tenga razón la persona que en su momento me dijo y que me fastidió tanto: lo que está en internet es de todos. Para mi sorpresa esta vez me habría puertas.